El primer peldaño del amor
Borges, la memoria y las escaleras que no todos saben subir
Texto principal
Me sumerjo en los laberintos de El Aleph de Jorge Luis Borges.
Un autor nacido en otro siglo, en otro ritmo del tiempo, cuya literatura exige pausa, atención y entrega. Sus palabras no siempre son cómodas; a veces parecen escritas para una sensibilidad que ya no habitamos del todo. Sus gauchos, tan lejanos y a la vez tan cercanos, podrían encontrar eco en nuestros charros: figuras que cargan historia, mito y carácter.
Borges escribe como quien traza laberintos.
“Hay quien busca el amor de una mujer para olvidarse de ella, para no pensar más en ella.”
La frase me golpea con una claridad incómoda.
Casi puedo escucharla en la voz de un abuelo sabio, de esos que no explican demasiado, pero dicen lo necesario.
Es una experiencia dura reconocerla en la vida cotidiana. Personas que se acercan, que brindan atención, palabras, promesas, y de pronto desaparecen. El eje de una historia que parecía avanzar se rompe sin aviso. No hay explicación clara, solo silencio.
Es sorprendente cómo una frase escrita hace décadas puede volver a nuestras manos como un amor olvidado, como una memoria que creíamos resuelta. Así actúan algunos vínculos: irrumpen, remueven, y luego se disuelven dejando huella.
Tal vez por eso Borges se me presenta como un abuelo literario. Uno que no tuve en la vida, pero que aparece cuando hace falta una verdad sobria. En dieciocho palabras me muestra algo esencial: no todas las personas buscan amar para permanecer.
Algunas buscan amar para confirmar algo interno, para probar que aún son deseables, para cerrar una herida previa. No buscan construir: buscan apagar un ruido interior. Y cuando lo logran, se van.
No siempre es necesario entenderlo del todo. A veces basta con reconocerlo.
El amor, pienso, es una escalera.
Cada peldaño requiere tiempo, presencia y voluntad. Hay quien se queda en el primero, no por maldad, sino porque no puede —o no quiere— subir más. Y pretender arrastrar a alguien más allá de su capacidad solo conduce al desgaste.
Borges me advierte sin dramatismo: aprende a distinguir.
No todos corren la misma maratón. No todos están listos para la misma altura.
Así que sigo subiendo mis propias escaleras. Con calma. Con atención. Con la esperanza intacta, pero sin ingenuidad. Porque también existimos quienes buscamos el amor no para olvidar, sino para guardarlo, incluso cuando el otro decide irse.
✍️ NOTA DE LA AUTORA
Este texto es una versión revisada y adaptada de una columna escrita originalmente por Nicté Bustamante (Nykte) y publicada en 2010 en SDP Noticias.
La versión original puede consultarse aquí:
👉 http://sdpnoticias.com/sdp/columna/nicte-bustamante-nykte/2010/07/10/1075970
Esta adaptación forma parte del proyecto editorial El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento, como una reflexión sobre el amor, la conciencia emocional y la lucidez en los vínculos humanos.
🌸 CIERRE
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El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento
Claridad para quien está listo para mirarse.

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