Y mi esfuerzo, ¿merece la pena?

¿Merece la pena el esfuerzo?

El viaje a Ítaca y el sentido profundo de intentarlo

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Aviso al lector

Este texto reflexiona sobre el esfuerzo, el miedo y el sentido de la vida desde una mirada consciente y literaria. Léelo con calma y apertura.

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Texto principal

Lancé una pregunta en Twitter:
“¿Y mi esfuerzo, merece la pena?”

Las respuestas fueron diversas. Algunos dijeron que sí sin dudar. Otros respondieron que depende de lo que se busca. Hubo incluso un chiste brillante.
Hoy explico por qué lancé esa pregunta al aire.

Solemos fijarnos objetivos en la vida, y eso es sano. Sin embargo, el sentimiento de frustración también puede convertirse en un obstáculo. Esforzarse es parte implícita del ser humano: nacer ya implica el primer gran esfuerzo, y no siempre se logra. Aun así, incluso cuando el objetivo no se alcanza, el esfuerzo siempre merece la pena.

Hace muchos años, en la comodidad de mi cama, siendo apenas adolescente, cayó en mis manos un poema: Ítaca, de Konstantinos Kavafis. Su lectura me llevó, de forma torpe pero profunda, a comprender el sentido del esfuerzo.

“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca,
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias…”

En ese momento no entendía del todo su mensaje. Hoy sé que habla del miedo.

Muchas veces no nos esforzamos porque tenemos miedo: miedo a ser engañados, a ser abandonados, a no estar a la altura de nuestros sueños. El viaje a Ítaca representa la vida misma. No se la debe transitar con miedo, sino con respeto. De lo contrario, atraemos aquello que tememos.

El poema es claro:

“Los monstruos no los hallarás en tu camino
si no los llevas dentro de tu alma.”

Todo aquello que nos atormenta nace, en gran medida, dentro de nosotros. Si crees en el engaño, vivirás engañado. Si crees en el odio, lo provocarás. No es magia: es coherencia entre pensamiento y acción. Toda causa genera un efecto.

El poema continúa hablando del aprendizaje, del gozo de descubrir:

“Acude a muchas ciudades…
para aprender, y aprender de quienes saben.”

Aquí aparece uno de los mayores regalos de la vida: el conocimiento. Aprender de personas, de lugares, de experiencias. Ningún aroma es nuevo para el mundo, pero siempre puede ser nuevo para ti.

Y finalmente, Ítaca:

“No esperes que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te ha concedido ya el hermoso viaje.”

Alcanzar un sueño no es el verdadero premio. El esfuerzo no existe solo para llegar a la meta, sino para transformarnos en el camino. A veces ganamos, otras no tanto. A veces el resultado no es el esperado. Pero la confianza en uno mismo, el aprendizaje y la experiencia son la verdadera recompensa.

Hoy es viernes.
Pregúntate cuál es tu sueño, cuál es tu Ítaca.
Ve tras él sin detenerte en los miedos ni en los “peros”. Con el tiempo descubrirás que lo más valioso no fue llegar, sino atreverte a caminar.

Tu sueño es, en el fondo, un pretexto amoroso de tu corazón para que vivas plenamente el viaje de tu vida.

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✍️ NOTA DE LA AUTORA
Este texto es una versión revisada y adaptada de una columna escrita originalmente por Nicté Bustamante (Nykte) y publicada en 2010 en SDP Noticias.
La versión original puede consultarse aquí:
👉 http://sdpnoticias.com/sdp/columna/nicte-bustamante-nykte/2010/06/25/1067708

Esta adaptación forma parte del proyecto editorial El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento, como una reflexión consciente sobre el esfuerzo, el miedo y el aprendizaje vital.

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