¿Cuidamos más el celular que la vida?
Reflexiones sobre prevención, confianza y responsabilidad cotidiana
¿Ustedes le dejarían su celular a un desconocido?
Puedo imaginar un “no” casi automático.
Ahora bien, ¿le dejarían su laptop o su cartera a alguien que no conocen?
Imaginen esto: están en la fila de las tortillas y le dicen al de enfrente:
“Oiga, ¿me cuida mi cartera? Voy tantito a la tienda”.
Suena incongruente, ¿no?
Puedo imaginar los pensamientos:
“Ya se le zafó un tornillo”,
“seguro trae algunos tequilas encima”
—por cierto, no tomo—.
Les cuento por qué tanto absurdo.
Un día observé a un perrito callejero. Todos los miércoles, puntualmente, caminaba varios kilómetros para llegar a un puesto de carnitas donde sabía que le daban huesos. Feliz, decidido.
Lo curioso era que para llegar debía cruzar una de las avenidas más peligrosas de la zona. Mi curiosidad —que es terrible— me ganó y lo seguí. El perrito subió tranquilamente el puente peatonal.
Debajo del puente, la escena era otra: una persona casi atropellada por cruzar corriendo la calle, “a la viva México”.
Entonces empecé a observar.
Personas caminando por debajo de las banquetas.
Niños y jóvenes transitando junto a los coches.
Mujeres bajando carriolas sin mirar.
Mamás caminando con niños a varios metros de distancia, como si a los niños nunca se les ocurriera salir corriendo.
Escena tras escena en la que se “la juegan” por evitar la fatiga de subir un puente o ponerse el cinturón.
Muchos accidentes ocurren así: por no prevenirlos. Por creer que somos más hábiles que los demás. Al conducir, al caminar, al cruzar la calle, exponiéndonos y exponiendo a otros.
Yo me pregunto:
¿Para qué demostrar que somos más hábiles?
¿Para qué confiarle tu vida a otra persona?
¿No es mejor asumir que el otro puede equivocarse —lamentable e irreversiblemente—?
Claro, dicen que cuando te toca, aunque te quites, y cuando no te toca, aunque te pongas. Pero ¿cuántas tragedias pudieron evitarse con un poco de conciencia?
Si cuidamos nuestro celular, nuestro dinero y nuestras cosas…
¿por qué no cuidar la vida con el mismo esmero?
No confíes tu vida a nadie.
Cuídala como lo único que tienes.
Tus manos, tus piernas, tus sentidos no vuelven a crecer. Existen accidentes inevitables, sí, pero muchos otros se pueden evitar.
Entonces, ¿por qué exponernos?
✍️ Nota de la autora
Este texto es una versión revisada y adaptada de una columna escrita originalmente por Nicté Bustamante (Nykte) y publicada en 2010 en SDP Noticias.
La versión original puede consultarse aquí:
👉 http://sdpnoticias.com/sdp/columna/nicte-bustamante-nykte/2010/05/29/1053027
Esta adaptación forma parte del proyecto editorial El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento, como una reflexión sobre prevención, conciencia y responsabilidad personal en la vida cotidiana.
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El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento
Claridad para quien está listo para mirarse.

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