Haz lo que se te dé la gana (pero aprende qué te da ganancia)
Reflexiones sobre decisiones, cuerpo, conciencia y responsabilidad personal
“Hacer lo que se te da la gana” es una frase comúnmente asociada con la fiesta, la pachanga y el relajo. Podemos entender que está implícita la diversión, pero no siempre es así.
La palabra “gana” viene de ganancia: de aquello que nos da y no nos quita. Y muchas veces sucede que, al hacer lo que creemos que nos da la gana, terminamos pagando consecuencias; es decir, pagamos en lugar de ganar. ¿Ven cómo está mal empleado el término?
Hacer lo que verdaderamente se te da la gana implica identificar qué es lo que te brinda una ganancia real, a partir de tus deseos y necesidades. Para esto, me atreveré a generalizar:
La mayoría de las personas desea comer bien.
La mayoría desea un lugar cómodo para vivir.
La mayoría desea sentirse segura.
La mayoría desea amar y ser amada.
La mayoría desea descansar, viajar, disfrutar.
La mayoría desea vivir en paz consigo misma.
Hacer algo que te acerque a eso es, en esencia, hacer lo que se te da la gana. Todo lo que te aleje de ello es hacer lo que te genera pérdidas. Es una simple regla de suma y resta.
Si haces algo constructivo, productivo, que además disfrutas y amas, probablemente estás haciendo lo que se te da la gana de verdad.
Ahora bien, ¿cuántas veces, siendo jóvenes —o cuando lo fuimos—, asistimos a reuniones por compromiso? ¿Cuántas veces hicimos cosas que no queríamos para ser aceptados? Emborracharnos, manejar a exceso de velocidad, tener relaciones que no deseábamos o incluso estudiar una carrera que no nos gustaba.
Para aprender a hacer lo que se te da la gana, existe un ejercicio sencillo:
Pon tu mano en el estómago. Visualízate haciendo eso que te están pidiendo. Siente.
Si tu estómago se siente tranquilo o emocionado, hazlo.
Si se tensa, se incomoda o se resiste, mejor no hacerlo… o negociar.
Claro que existen responsabilidades que debemos cumplir incluso cuando el estómago no está contento. Pero observa por qué no lo está. Si puedes ajustar el compromiso sin generar pérdidas, hazlo. Si sabes que te traerá consecuencias negativas, discúlpate y no lo hagas.
Mi mejor consejo es este: haz lo que se te dé la gana, pero antes aprende a definir qué es lo que te dará ganancia en la vida. Y eso solo lo sabes tú, a partir de lo que realmente amas.
Todo, como siempre, con respeto y amor.
Yo he procurado hacer lo que se me da la gana, pero reconozco que muchas veces mi temperamento testarudo y mi afán por tener razón, aun estando equivocada, me llevaron a grandes pérdidas. Cuando eso sucede, lo mejor es observarse y corregir.
Todos cometemos errores, pero no todos los corregimos. Conozco personas que creen vivir haciendo lo que se les da la gana solo por llevar la contraria, cuando en realidad eso mismo los conduce a pérdidas constantes. En lugar de analizar de dónde vienen esas pérdidas, culpan al mundo.
Hacer lo que se te da la gana no es ir en contra de todo.
Es aprender a distinguir entre felicidad auténtica y aceptación social mal entendida.
✍️ Nota de la autora
Este texto es una versión revisada y adaptada de una columna escrita originalmente por Nicté Bustamante (Nykte) y publicada en 2010 en SDP Noticias.
La versión original puede consultarse aquí:
👉 http://sdpnoticias.com/sdp/columna/nicte-bustamante-nykte/2010/05/22/1048982
Esta adaptación forma parte del proyecto editorial El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento, como una reflexión sobre la toma de decisiones conscientes y la responsabilidad personal.
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