La vida también juega
Más de uno pensará: “Otra vez va a empezar con el rollo del dolor y no sé qué…”.
Pues no. La vida es como un buen platillo: necesita un poco de todo, sin excederse, porque si no… sabe horrible.
Hoy quiero hablar del juego.
Porque la vida, en realidad, es eso: un juego que comienza cada mañana cuando abrimos los ojos.
La carrera inicia al levantarnos, al llevar a los hijos a la escuela, al salir disparados al trabajo. Hay días maravillosos: despiertas descansado, todo fluye, llegas puntual, haces en un día lo que parecía imposible. Son esos días que quisiéramos congelar para siempre.
Pero no todos los días son así.
Chon se levantó como siempre, solo que esa mañana descubrió que había dormido “chueco”. Un dolor punzante en el cuello confirmó sus sospechas. Tenía una cita importante con una doctora regia, guapa, elegante… ¡no podía hacerla esperar!
El despertador no sonó. Un apagón nocturno había hecho de las suyas. Por fortuna, el dolor cumplió la función del reloj, aunque con veinte minutos de retraso, esos que cambian todo.
A toda prisa, entre molestias físicas y pensamientos poco elevados, Chon intentaba despertar a los hijos. En eso, su mujer pidió algo desde la cama. Un golpe seco, un grito ahogado y la clásica pregunta inevitable:
—¿Te pegaste?
—…
—¿Te dolió?
Ignorando el dolor —el de la pierna, aclaro— siguió con la rutina: vestir niños, salir corriendo, desayuno abundante en grasas cortesía de casa. Subió a los hijos al coche y llegó en tiempo récord a la escuela… solo para encontrarse con un enorme letrero:
“Junta de padres”.
Diez minutos después, ahí estaba Chon, de pie, tomando notas sobre baños, paredes y papel higiénico, mientras su mente viajaba a la cita perdida, al desayuno que no sería y a la frase ingeniosa que pensaba decir.
Terminó la junta, corrió al coche, tráfico, duda existencial: ¿marco o no marco?
Al final, el mensaje llegó primero:
“Lamento no poder llegar a la cita. Saludos.”
En ese instante, Chon recordó sus tres dolores: el cuello, la pierna… y la llamada entrante de su mujer.
Moraleja lúdica:
De que hay días… los hay.
La vida es un juego.
Y a la vida, definitivamente, le gusta jugar.
✍️ Nota de la autora
Este texto es una versión revisada y adaptada de una columna escrita originalmente por Nicté Bustamante (Nykte) y publicada en 2010 en SDP Noticias.
La versión original puede consultarse aquí:
👉 https://www.sdpnoticias.com/sdp/columna/nicte-bustamante-nykte/2010/04/16/1027779/
Esta adaptación forma parte del proyecto editorial El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento, como parte de la evolución natural de mi voz y pensamiento.
Si este texto resonó contigo, quizá sea momento de escucharte con más claridad.
Acompaño procesos de reflexión y toma de decisiones desde una mirada consciente, práctica y profundamente humana.
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El 7 de Nykte – La Flor del Conocimiento
Claridad para quien está listo para mirarse.

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