Cuida bien lo que con dinero no puedes comprar






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CUIDEN BIEN LO QUE CON DINERO NO PUEDEN COMPRAR El dinero es una fuente de alegría y maravilla, pero es importante recordar que lo que realmente se compra con él es el trabajo que uno hace para ganarlo. Es un intercambio energético equilibrado que siempre ha existido. El problema no radica en valorar los objetos, sino en valorar a las personas. 

 Recuerdo que en México, hubo una época en la que la tasa de desaparición de mujeres en una zona de la frontera estaba fuera de control. Un policía me explicó que el valor de cada persona se medía en función de su capacidad de generar ingresos. Si una persona no podía generar más de uno o dos salarios mínimos, entonces no se consideraba que tuviera un gran valor para la nación, y la búsqueda de esa persona requeriría más recursos de los que podría generar en un año. Esa fue la razón detrás de la falta de esfuerzos por parte de las autoridades para buscar a estas mujeres, al menos en 2010. Luego comenzamos una campaña masiva en las redes sociales, y el "costo-beneficio" para la nación cambió: el peso político de no resolver el caso era mucho mayor que el valor de las mujeres desaparecidas. En resumen, vivimos en una sociedad que considera que las personas tienen un valor monetario, al igual que la tierra, la madera, el agua y otros elementos invaluables que nos mantienen con vida. Es decir, hay personas que se sienten afortunadas de obtener ganancias de la tala de árboles milenarios y la venta de la muerte de estos seres hermosos. Y esta sociedad se cree evolucionada y civilizada. 

 Hace mil años, se vendían seres humanos o se intercambiaban como objetos, y todavía hay lugares donde esto sucede. Hoy en día, la venta de personas está prohibida pero no erradicada. 

 El día llegará en que nuestra sociedad evolucione y comprenda lo invaluable que es nuestra vida, cada instante en este plano, y que podemos vivir plenos y en paz con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Pero estas son lecciones que aún tardan en llegar para la sociedad. Como individuos, podemos comenzar a promover el cambio. Si ya has entendido que cada segundo es lo más valioso, entonces estás evolucionando y despertando tu conciencia, y estás capacitado para abrazar a otros y comprender que cada momento que te dedican es único, irrepetible e invaluable. Y mereces ser felicitado. 


 Cuantas más personas haya como tú, más pronto esta sociedad volverá a defender a los árboles, la vida y los respetará.

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